A veces, hay nubarrones en la vida que se presentan sin ton ni son. A veces, aparecen de forma inesperada y, otras veces, llegan cuando menos lo esperas, cuando estás más tranquila, más tranquilo.
Esos “nubarrones”, esas situaciones, creemos que son un “castigo” y nos preguntamos: “¿Por qué a mí?”. ¿Te digo algo? ¿Y por qué no?
Una tormenta puede manifestarse como una enfermedad, la “partida” de un ser querido, un quiebre económico; una situación que nos haga despertar. Las tormentas vienen a movernos, a barrer todo lo que ya dejó de servirnos, de ser útil. Vienen a sacudirnos, a sacarnos de la zona cómoda. Y, de hecho, hasta el aire se respira más limpio después de ese vendaval. Y muchas veces ya lo sabemos, ¿verdad?
¿Sabes? Gracias a esos nubarrones nos damos cuenta de que aún tenemos una oportunidad. ¿Oportunidad de qué? ¡Oportunidad de mirar en ese lugar que evitamos ver! ¿Dónde? Dentro de nosotros, en esa parte del cuerpo que nos hace sentir incómoda o incómodo, en el lugar donde las emociones se han anclado.
Perdemos el tiempo, lo malgastamos creyendo que tendremos más oportunidades, y déjame decirte que… ¡no!
¿Sabes? He visto irse a demasiada gente joven, personas queridas que posponían la toma de decisiones porque les daba miedo cambiar, les daba miedo mirar en su interior, creyendo que tendrían más tiempo. Y creo que todos ya hemos perdido a algunas personas. ¿Cuántas veces más vamos a mirar para otro lado?
Nada ni nadie nos castiga. Más bien, somos nosotros tratando de encajar en un entorno infeliz, tratando de adaptarnos a situaciones “límite” porque nuestras «creencias» (inconsciente) gobiernan nuestra vida.
¿Sabes lo que significa OPORTUNIDAD?
OPORTUN-ID-AD:
- Oportuno para ti.
- ID, en negrita, tiene la misma raíz que identidad; habla de ti.
- AD significa en constante movimiento.
Así que, cuando llegue una tormenta a tu vida, respira profundo, mira hacia dentro, escucha lo que tiene que decirte y sigue adelante.
Tú eres especial, y esa especialidad es tu don.